Educar para la paz

En últimas fechas, ingrese a navegar por redes sociales, aprovechando el tiempo que sobra el 25 de diciembre y día primero de enero posterior a las festividades. Les confieso que esperaba encontrarme con mensajes de esperanza, propósitos de año nuevo, felicitaciones para las familias, dedicatorias entre los enamorados etc.

Pero la realidad es otra, vi una publicación que hablaba acerca de una persona que circulaba en su motocicleta en la CDMX y que por la cinemática de un accidente en el que se vio involucrado falleció, justo el 31 de diciembre, otro en Guadalajara, México; que conducía su vehículo sobre un paso a desnivel y tras saltar al carril contrario, choco con otros dos o tres vehículos y falleció justo el 24 de diciembre. Yo esperaría ver mensajes de condolencia y pronta resignación para los familiares, pero no.

En el caso del motociclista, eran mensajes de odio, de que todos conducen mal, que todos los motociclistas son personas sin “cultura vial” que conducen sus motocicletas entre carriles etc. Por lo que en el caso del automovilista esperé ver más apoyo de sus “colegas” automotores, pero, no, había mensajes de “un Toreto menos en las calles” “qué bueno que se murió por invadir el carril contrario” etc. etc.

Esto me dejó con la idea de que no importaba el vehículo que el fallecido conduzca, la intención es revictimizarlo, juzgarlo y, sobre todo, ODIARLO públicamente.

¿Qué está pasando?

Definitivamente algo muy adverso, y lo malo no es que odies por odiar, lo que está incorrecto es que, al leer mensajes de este tipo bajo las notas periodísticas, EDUCA la mente y la percepción de muchos.

Es decir, si no odiabas a los motociclistas, ahora estás siendo influenciado con la idea de que TODOS los motociclistas son malos conductores y se merecen morir, “anda sal en tu auto y mata uno para sentirte orgulloso” y leer el apoyo a tu acto en redes sociales.

Los mismos generadores de noticias son tendenciosos en ese aspecto, pues publican sus notas con ese enfoque de “revictimizar y generar odio” en el espectador, pero ese es otro tema que apela a la profesión del reportero.

Hoy en redes se puede leer que, si la violaron, es porque iba vestida como prostituta, tenía un “Onlyfans” o se comportaba como perra en celo. Si tiene hijos de distintos padres, es porque le gusta el sexo sin importar las consecuencias, si asesinaron al ladrón se puede leer “qué bueno, una rata menos en las calles” “me gustan los finales felices” etc.

Esto educa a la gente para un estado de insensibilidad social y desapego de la responsabilidad de respetar a quienes le rodean, haciéndolo indiferente, falto de empatía y sobre todo un perpetrador en potencia, justificado por comentarios en publicaciones y famoso por su acto en redes sociales.

¿Qué hacer desde la gestión del conocimiento?

Primeramente, no debes manifestarte en favor o en contra de tal o cual acontecimiento social, recordemos que la labor del tutor, instructor, capacitador o docente es la de generar reflexión interna en el alumno con relación a este tipo de acontecimientos, guiarlos sobre la sensibilidad de lo acontecido y promover un análisis interno o diálogo constructivo con sus compañeros sobre lo sucedido y cómo podría evitarse tal o cual situación enfocados en generar soluciones.

Pongamos como ejemplo el caso del motociclista fallecido y analicemos con nuestros alumnos acerca de las posibles causas del accidente, es decir, las que pudo generar el motociclista, las que generan las condiciones de la vía por la que circulaba y las que generó el automovilista que le embistió y le arrebató la existencia.

Reflexionemos sobre qué acciones se tomarían si fueses el motociclista, si fueses el automovilista y si fueses el encargado de la seguridad vial o la señalética de la vía donde circulaban los vehículos.

Procura analizar así otros casos como el de las madres solteras, el de las mujeres que buscan el aborto, el de las personas provida, el de los ladrones, los narcotraficantes y tantos temas que generan violencia verbal, física o muertes, siempre desde el enfoque de solución y sobre todo con empatía para entender el porqué de las acciones de los involucrados.

No se trata de justificar los actos, por ejemplo, en el caso de los Narcotraficantes, no se trata de aceptar su labor por el hecho de que ya existen, se trata de analizar cómo eliminar esta figura o reducir su presencia. Puede ser generando oportunidades para trabajar legalmente en otro oficio, con deporte para que los jóvenes no se dediquen a ello o que no consuman los productos. E incluso, quizás con la legalización, producción y distribución permitida.

¿Eso es educar para la paz?

Hay una frase famosa que dice: “si quieres paz, prepárate para la guerra” y es que la mayoría de los esfuerzos de las naciones y gobiernos es la de “corregir” a las personas para que tengan un comportamiento de paz. Esto lo hacen con leyes que aplican sanciones o castigos para quienes las infringen, por ejemplo, las fotoinfracciones para los automovilistas que conducen a exceso de velocidad. Pero si has visto este tipo de cámaras en tu camino de seguro has visto como muchos bajan la velocidad en ese tramo y después aceleran a 80 km/hr. o más cuando ya no están visibles a la cámara.

Esta conducta es porque están “evitando” el castigo pero no han sido educados para respetar la condición de circular respetando el límite de velocidad. Y así sucede con muchas cosas que generan “guerra” socialmente.

Los conflictos son el resultado de las decisiones. Cuando decides acelerar a fondo, estás tomando esa decisión, cuando decides vender drogas tú lo decides, cuando te conviertes en sicario lo decides también y cuando eres un funcionario público y violas los derechos de un ciudadano propio o de otro país, también lo estás decidiendo.

Estas decisiones se toman con base en tu EDUCACIÓN, mucho de los principios que fueron inculcados por tus padres, por tu entorno y por tus conocimientos te permiten estar en la posibilidad de tomar una decisión. Por lo tanto, si cada vez que creamos un curso promovemos el análisis de la situación, el reconocer las decisiones que involucran a terceras personas y el cómo les beneficia o afecta esto, estaremos influyendo en esos alumnos para que en otras circunstancias analicen y tomen una decisión según su propio criterio, sin ser influidos por comentarios de redes sociales.

En conclusión

Socialmente responsable no es un término que debiera corresponder sólo a las empresas, cualquiera de nosotros puede serlo, y más aún cuando tenemos el foro y la posibilidad de influir en la manera de analizar y pensar de las personas.

Como dijo “El tío Ben” – Un gran poder conlleva una gran responsabilidad – por lo tanto, ejerzamos ese poder que tenemos para formar mentes que tomen decisiones responsables, eviten el odio y sobre todo no sean influenciadas por pensamientos revictimizantes, apáticos, arrogantes y sobre todo conserven su libre albedrío enfocado en respetar al prójimo y promover la paz.

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